| JUL 232014 Con la aprobación de las leyes secundarias de la Reforma Energética, de un plumazo, priístas y panistas dieron por terminado con el compromiso de justicia e igualdad del Estado mexicano y de golpe cancelaron los anhelos de progreso que han forjado la construcción de nuestro país desde el inicio de su vida independiente hasta nuestros días. La Reforma Energética implica que el Estado mexicano perdió exclusividad en la explotación petrolera y con esto cambió el modelo de país y de pacto social que nos une como mexicanos. No hubo impedimentos ni diques posibles ara que se impusiera la ambición voraz de las empresas extranjeras, que cabildearon hasta el último minuto para que fuera aprobada no sólo una reforma a modo, sino la más exultante manga ancha para poder moverse por toda la geografía nacional a su antojo, disponiendo sin impedimentos de todos nuestros recursos naturales y energéticos, y poder llevarse las ganancias a sus países, dejando en México una estela de expoliación, saqueo y abandono. En las leyes secundarias de la Reforma Energética, así como sucedió en las reformas de Telecomunicaciones, Político-Electoral, Hacendaria, Fiscal, Educativa y la Energética, se impuso la lógica del interés particular y no del aliento para reactivar la economía nacional, mejorar el sistema educativo o de apoyo financiero a las empresas mexicanas. Con ésta reforma la corrupción quedará intocada en el esquema que plantea estas reformas. Hemos señalado ya que estas privatizaciones trajeron mayor desigualdad y una inmoral concentración de la riqueza en pocas manos. Lo cierto es que la corrupción nunca se ha ido. Ni con el PRI ni con el PAN en el gobierno federal se puso freno a los grandes desfalcos. A la par del saqueo de los recursos, en su lógica de privatización a toda costa, PRI y PAN siguen privilegiando la explotación y uso de fuentes fósiles, a pesar de que la producción y uso de este tipo de combustibles y su uso son los componentes más importantes de las emisiones de Gases efecto invernadero, que aportan más del 60% del total de emisiones contaminantes al ambiente, además abre la puerta a otras fuentes energéticas, hidrocarburos no convencionales, gas Shale, y la explotación de aguas profundas, cuyos impactos en el medio ambiente y la salud están seriamente cuestionados. Como vemos, se trata de la consumación de un largo anhelo de las fuerzas conservadoras que desde 1938 se han opuesto a la nacionalización del Petróleo. Justamente el PAN nació con ese objetivo, que ve consumado sus esfuerzos 75 años después. En estos días asistimos a un cambio fundamental en nuestra concepción de Nación, porque hoy avanzó el proyecto de privatización de nuestros recursos estratégicos, ya que se impuso el sometimiento más grande de los intereses nacionales a los extranjeros en la historia reciente de nuestro país. México dejará de ser un país independiente, porque hoy entregamos los únicos dos recursos que quedaban bajo el control de la Nación. Con los votos de los senadores del PRI y del PAN, y sus satélites del Partido Verde y del PANAL, se dio la estocada mortal a las dos empresas mexicanas más importantes para el desarrollo de nuestro país en los últimos cincuenta años. No pasará mucho tiempo para que la fachada de estos cambios, que hoy se presentan como buenos, desaparezca y quede al descubierto su verdadera cara: el saqueo de nuestros recursos energéticos. En esta lógica, se seguirá agravando más a una sociedad lastimada por la violencia, por la pobreza, la inequidad, la injusticia y la falta de empleo. Pero hay que ser firmes y claros: con nuestra convicción Cardenista, desde la izquierda sabremos dar la lucha y poder despertar a un país que sueña con mejores condiciones de vida. Somos muchos quienes vemos un México futuro próspero, de riqueza mejor distribuida, de grandeza y de solidaridad. Esta no es la primera ocasión que se impone una decisión de esta naturaleza y no será la primera ocasión en que podremos revertirla. Estamos orgullosos de nuestro origen, de la reivindicación que hacemos de nuestro nacionalismo, de nuestra soberanía energética y haremos todo lo necesario para defenderla, como en su momento lo hizo el General Lázaro Cárdenas del Río. La discusión dejará de ser un asunto sólo de los partidos y de los claustros, se trasladará a la plaza pública, a las calles, a las escuelas, a los sindicatos, a los hogares de millones de familias mexicanas. Aún somos muchos, quienes sí somos capaces de visualizar un México moderno, competitivo, pero con justicia, sin desigualdades oprobiosas y sin corrupción obscena. Somos muchos que aún luchamos por los principios y los ideales que le dieron origen al PRD, heredero auténtico del Cardenismo. No tengo la menor duda que la Consulta de 2015 dejará sin efecto ésta, la reforma de la ignominia, de la vergüenza, que será recordada sólo como un pequeño pasaje obscuro, que lograremos superar con la participación decidida del pueblo, que es el verdaderamente soberano. |
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