| ABR 212015 De la maestra Chela aprendí que la humildad viste de rey a cualquier ciudadano, y que sin la ciencia, los objetos no se les puede demostrar su génesis. Que la lectura abre apertura al sentido humano y ayuda a crear el principio de validez universal. Del maestro Basilio, con su actitud, aprendí que hay que reconocer al otro su condición histórica, y con ello se demuestra respeto y aprecio. Del maestro Juan, su vitalidad, orden y disciplina, que no militarizada, mostraba su responsabilidad y aprecio por su tarea de educador, siempre puntual. Del maestro Trino, quien con su fuerza de mando de una autoridad instituida, denotaba que la efectividad del poder no sólo puede lograr por el dogmatismo de mando; sino por la comprensión de una tarea compartida. Para este amigo, de todos los maestros se aprende, todos son diferentes y algunos más comunicativos que otros; pero todos nos han aportado importantes elementos para nuestra vida. Sin embargo el viejo conocido me dijo, aquel maestro que provoca la duda, es el que te lleva a lo más infinito del ser; te lleva a la reflexión, reina total del encuentro con lo nuevo, y a desechar lo absurdo. Me dijo, cuida que no te impongan el conocimiento, mucho menos que te traten de comparar con otro, recuerda que somos distintos, diferentes, aunque con elementos idénticos, lo que nos permite saber que somos uno en la inmensidad cuantitativa de la demografía. Porque ser diferente se asocia a la transformación de la individualidad; es decir a reconocer una igualdad desde la desigualdad. Recuerdo que el viejo amigo me dijo lo que su maestro más influyente le había transmitido "siempre recupera lo tuyo, lo nuestro, eso te hace digno". Y sé mejor vagabundo que cínico. Con esas ideas, nos lleva entender que el maestro no tiene época, siempre está, el tiempo no lo define, por el contrario es él quien define los tiempos, las épocas, porque son producto de la condición humana, y no al revés; pero cuando nuestro pensamiento no alcanza a mirar los absurdos de esa época, simplemente nos volvemos indiferentes, ciegos y mudos, aceptando todo sin condición; pero es la reflexión sobre la condición del tiempo el que nos provoca una nueva actitud, como dice Albert Camus. Así la escuela nos define y corrige, la familia nos induce y corrige, las leyes nos ajustan y Dios nos castiga.. ¿por qué ocurre esto?, por el modelo de pensamiento predeterminado, inducido para crear modelos de ciudadanos, como muchas culturas lo han hecho, sobre todo las militarizadas, no permiten la duda; por qué cuando la duda aparece, también inicia el acto de reflexionar, con ello cuestionamos, criticamos y muchas veces incomodamos; pero esa es justamente la metodología para superar los estados monolíticos y absolutistas, muchas veces perversos, porque no permiten que alguien les contradiga, su razón es también su emoción, el autoritarismo en cualquiera de sus formas y tipos ya no funciona. Lo que pude entender, según las palabras de eso viejo amigo, es que esas personas, los maestros, que nunca fueron muchas, por la práctica de sus principios, son nuestros héroes cívicos. Su ejemplo sirvió a las nuevas generaciones como una inspiración para no perder los valores vividos en los padres, abuelos y los bisabuelos. Se trata de una educación moral basada en el ejemplo. Si recordáramos las pequeñas hazañas de quienes han decidido sacrificarse para que México no siga siendo un país tan corrupto, es probable que México poco a poco vaya cambiando. Y esas personas ejemplo, las encontramos en muchas actividades cotidianas de la vida, no hay alguna en especial, aunque si, los maestros tienen el privilegio de mostrar el camino, para que los niños descubran el resplandor de la vida moral, como dice el filósofo Guillermo Hurtado. |
| Analistas |
 Ignacio Martínez ¿Cierre de los túneles del Ramal Camelinas? |
 Jorge Álvarez Banderas Los paraísos fiscales |
 Armando Arredondo Mi Pareja es Narcisista |
 Julio Santoyo Crisis por el agua, oportunidad del crimen |
 Jorge Álvarez Banderas El desprestigio de la diplomacia mexicana. |
 Alejandro Vázquez Cárdenas Creer es más fácil que pensar |
