En el día del abogado.

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JUL
11
2014
Gerardo A. Herrera Pérez Morelia, Mich. Este Próximo 12 de julio, se conmemorará el Día del Abogado, una fecha para reflexionar, más que para festejar.

Nos parece fundamental que el papel social y económico del profesional del derecho, de la ciencia jurídica, debe descansar en una educación, científica, laica, sin ideologías, y con una visión de integralidad, de lo que significa hoy la sociedad, el poder político y la clase política que domina.

En un gran número de Universidades de México, que en sus carteras académicas ofrecen la carrera de Licenciatura en Derecho, mantienen planes y programas de estudio que requieren de actualizarse y de ajustarse a las nuevas dinámicas sociales y de mercado que prevalecen en un mundo globalizado y con un modelo neoliberal.

Dunkan Kennedy, en su texto "La educación legal como preparación para la jerarquía", nos habla acerca del sistema escolar con patrones de jerarquía y dominación en la educación jurídica, nos comparte el significado del aula, en donde encontramos a docentes que en su gran mayoría blancos, varones, de modales típicos de clase media y heterosexuales, el docente, siempre se muestra por encima de los alumnos imponiendo su estatus sin permitirles sentirse parte de la clase; por lo que el alumno se limita a escuchar lo que le dice el docente jurídico tiene que ser el derecho.

En este sistema el grupo de control procura que los maestros se limiten a enseñar a los alumnos a ser abogados de acuerdo a los estándares establecidos por una sociedad de jerarquías, y quien quiera pertenecer a esta debe comportarse como tal. Así, se enseña en un modelo de distinción tajante entre el "razonamiento" y la "práctica" jurídica, y poco, en ocasiones nada, se aprende de la práctica. Este procedimiento incapacita a los alumnos para cualquier otro papel que o sea el de "aprendiz" en un estudio jurídico organizado de la misma manera que la facultad de derecho, con viejos abogados que controlan el contenido y el ritmo del aprendizaje despolitizado de destrezas técnicas, dentro de un ambiente competitivo y falto de comunicación.

Dunkan Kennedy, nos precisa que: "Las facultades de derecho enseñan tan poco, y de manera tan incompetente, que solo logran preparar a los estudiantes para un carrera profesional ante un único foro; el estudiante de derecho por instrucciones de su profesor se limitan a aprender de memoria las leyes sin tratar de interprétalas no percibe la necesidad de la formación profesional más práctica. "Un sistema Más racional pondría más énfasis en la manera de aprender derecho antes que normas, y habilidades antes que respuestas para exámenes".

Robert W. Gordon, en su texto "Distintos Modelos de Educación Jurídica y las Condiciones Sociales en las que se Apoyan" nos habla de distintos modelos de educación jurídica, también en el sistema de educación legal de Norte América. Entre ellos está el modelo tradicional, en el que enmarca la capacitación de aprendices que hacen de su práctica la imitación del maestro en la búsqueda de perfeccionar su habilidad, esto nos lleva de regreso a las jerarquías que mencionaba también Kennedy, el estudiante es formado por un profesional del derecho con más experiencia, el cual forma profesionales del derecho como réplica de quien se aprendió la práctica jurídica, se convierten en profesionales "clonando". Gordon habla también de como las facultades de derecho enseñan a los estudiantes a pensar como abogado:"?pensar como abogado empezó significar la adquisición de la destreza de ignorar la pretendida racionalidad dogmática de las decisiones expresadas en las doctrinas jurídicas, y la búsqueda de los verdaderos factores que influyen una decisión. Estos factores se encontraban en algún subtexto de función, usualmente inarticulado o no expreso, o en la política.

Christian Courtis, en su ensayo de "Enseñanza Jurídica y dogmática en el campo jurídico latinoamericano, nos da un panorama de la educación legal en la América Latina", permite ver semejanzas evidentes donde este sistema es muy parecido al sistema de los norteamericanos; Courtis nos señala un sistema con una teoría dominante "una combinación de positivismo y formalismo. Donde se le da preferencia a seguir la norma al pie de la letra sin dar la apertura para que el estudiante de derecho entienda por sí mismo haciendo uso de sus propias ideas, menos aún aportar algo nuevo al campo del derecho, marginando los estudios del derecho en conjunto con las humanidades, deja ver que los estudiantes de derecho se forman para convertirse en una clase especifica de ciudadanos, al igual que el sistema norteamericano, se forman abogados al servicio del sistema dominante, al hablar de un sistema mayormente teórico sin darle la importancia debida a la práctica en un espacio en el que la teoría y la práctica se puedan conjuntar respetuosamente.

Courtis también precisa acerca de jerarquías al igual que Gordon y Kennedy; nos menciona una clase privilegiada de abogados al servicio de los más poderosos.

Por otro lado, Imer B. Flores en el texto "Prometeo desencadenado: La enseñanza del derecho y los estudios de posgrado", mantiene la idea de liberar la ciencia del derecho de las cadenas del formalismo y el positivismo jurídico, del conocimiento teórico y del método tradicional de cátedra magistral. Y esto me hace recordar a muchos de mis profesores que sabían de memoria y magistralmente la doctrina y la recitaban, y donde el alumno no participaba solo escucha con la consigna de tomar el mayor conocimiento de su maestro, y es que lejos de analizar el derecho se impone un disciplina de memorización, que ya no tiene cabida en estos momentos en la formación del profesional del derecho.

Imer B.Flores, hace referencia de la necesidad imperante de "consolidar la teoría y la técnica jurídica a través de los estudios teórico ? prácticos o práctico ? teóricos e interdisciplinarios".

Hoy, el perfil del abogado debe contar con una formación transdiciplinaria, transhistórica, que le permita hacer el manejo coyuntural y analítico de la realidad social, una realidad que permite ver a nuevos actores políticos y sociales, algunos incluso ya reconocidos en el marco de las modificaciones constitucionales de derechos humanos de junio de 2011, pero que aun así, vemos su exclusión y la falta de una defensa profesional, de un expertiz en derecho. Se requieren de planes y programas de estudio que permitan formar a perfiles críticos de la realidad social y que les permita a aquellos egresados tomar decisiones sobre a quién defender y la posición que profesionalmente habrán de desarrollar a favor de las poblaciones oprimidas.

Cuál es entonces el papel del abogado el día de hoy?, cuál es el perfil del abogado que requiere la sociedad?, por dónde debería caminar la formación del abogado en esta realidad social?, usted que opina.

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