Voces desde el aula: los procesos de la NEM.
Erick Avilés, 22/08/2025

Voces desde el aula: los procesos de la NEM.
Morelia, Mich.
La Nueva Escuela Mexicana (NEM) nació bajo la promesa de ser el gran parteaguas de la educación nacional. Su discurso oficial habla de un modelo con enfoque crítico y humanista que colocaría al centro a las comunidades, ya no a los individuos, subsumiendo que así se alcanzaría un máximo logro de los aprendizajes. Se dice que busca formar ciudadanos autónomos, con sentido ético, capaces de dialogar y construir comunidad. Sobre el papel, nadie duda de la nobleza de esos principios. México necesita, más que nunca, una educación que forme personas libres, responsables y solidarias. Pero cuando pasamos de la pluma y el escritorio a la realidad, lo que aparece no es la concreción de un sueño pedagógico, sino una serie de improvisaciones, contradicciones y vacíos que recaen —una vez más— en los hombros de quienes siempre sostienen la escuela pública: las maestras y los maestros.
El estudio Voces desde el Aula quiso romper con la costumbre de diseñar reformas desde los escritorios de la burocracia y se dedicó a escuchar directamente a los protagonistas. La investigación se llevó a cabo en cuatro estados —Jalisco, Michoacán, Sinaloa y Yucatán— y sus hallazgos, presentados ayer jueves en rueda de prensa nacional, no dejan lugar a dudas: existe una brecha enorme entre la narrativa oficial y la experiencia cotidiana en el aula. En los testimonios aparecen palabras que se repiten: soledad, improvisación, cansancio, simulación. Los atributos que se colocan sobre la NEM son vivencias de maestras y maestros que han debido sacar adelante a sus alumnos con recursos insuficientes y acompañamiento prácticamente inexistente. El documento está para su descarga directa y gratuita en el portal www.mexicanosprimero.org.
La primera gran contradicción que se exhibió en Voces desde el Aula está en la llamada revalorización docente. El discurso presidencial y de la Secretaría de Educación Pública insiste en que los maestros son agentes de transformación social, líderes de la comunidad y portadores de la esperanza de la nación. Pero los hechos muestran lo contrario: no se les consultó plenamente en el diseño del modelo, se les entregaron materiales incompletos o confusos; así también, a los integrantes del magisterio se les sometió a una carga administrativa innecesaria y se les dejó solos para descifrar los programas sintéticos y convertirlos en planeaciones aplicables, a manera de programas analíticos. El resultado es una amarga paradoja: los maestros son exaltados en la retórica, pero abandonados en la práctica.
La segunda contradicción se encuentra en el discurso de innovación pedagógica. La NEM presume el trabajo por proyectos como si fuera un descubrimiento reciente. Sin embargo, los propios docentes lo reconocen: el enfoque no es novedoso y, de hecho, pudo haberse enriquecido enormemente si se hubiera escuchado a quienes llevan décadas desarrollando proyectos comunitarios, adaptando contenidos a contextos rurales, diseñando estrategias en aulas multigrado o enfrentando las realidades de la educación indígena. En lugar de aprovechar ese saber vivo del magisterio, se impuso un recetario desde el centro, intentando curarse en salud de la obviedad, al decir que la NEM se aplica "sin recetas". Lo que pudo haber sido una construcción colectiva terminó siendo una imposición unilateral.
La tercera contradicción es quizás la más dolorosa: se habla de autonomía profesional docente, pero no se crean las condiciones mínimas para ejercerla. La autonomía no se decreta; se construye con formación continua, con acompañamiento técnico, con infraestructura adecuada y con materiales claros. Hoy, miles de maestros en el país se encuentran ejerciendo una autonomía forzada, improvisando día a día porque el sistema no les dio otra opción. Y lo hacen, además, en contextos profundamente adversos, colocando recursos, tiempo, esfuerzo e investigación por cuenta propia, descargando a la parte patronal de sus responsabilidades constitucionales hacia la base trabajadora.
En Michoacán esta realidad se vive con mayor crudeza. El estado arrastra un rezago histórico innegable. En sus comunidades rurales y marginadas, la situación es todavía más grave: aulas de madera, techos de lámina, mobiliario roto, escuelas sin energía eléctrica, ni Internet. Frente a esta realidad, hablar de innovación educativa sin resolver primero las condiciones mínimas es casi un insulto.
A estas carencias materiales se suma el contexto de violencia e inseguridad. Michoacán ha estado en los primeros lugares de homicidios dolosos durante la última década. Hay comunidades desplazadas por la violencia, zonas en las que los niños han visto más armas que libros, y regiones donde los maestros deben pedir permiso a grupos criminales para llegar a impartir clase. La gobernanza educativa se encuentra debilitada por la influencia de intereses políticos y sindicales que han usado a la educación como botín. En este panorama, la NEM no solo se topa con problemas técnicos; enfrenta un entorno hostil que pone en riesgo su viabilidad.
Los testimonios recogidos en el estudio son claros. Un maestro afirma: "El trabajo ha sido personal, sigo esperando a mis asesores para que me acompañen". Una maestra reconoce: "Hemos sido totalmente autodidactas, investigando y comprendiendo los nuevos materiales". Una directora de preescolar, con esperanza, pero también con resignación, dice: "Me siento con disposición de aprender, deseo sumar y aportar". Estas voces reflejan la resistencia y la vocación del magisterio michoacano, pero también evidencian el abandono en que han sido dejados. Son frases que deberían sacudir la conciencia de cualquier autoridad responsable y comprometerse a transformar la realidad para cada maestra y maestro del estado, demostrablemente, no con indicadores manipulados desde la comodidad de un escritorio capitalino.
Lo más grave es que, pese a estas señales de alerta, hoy sistematizadas en un estudio cualitativo, las autoridades parecen confiar en que el esfuerzo extra de los maestros bastará para sacar adelante la reforma. Esa actitud es no solo irresponsable, sino profundamente injusta. No podemos seguir descargando sobre los hombros del magisterio el peso de políticas mal diseñadas, de consultas simuladas y de materiales improvisados. Los maestros ya cargan con demasiado: con aulas saturadas, con niños que llegan a la escuela sin desayunar, con familias fragmentadas, con contextos de violencia que entran por la puerta del salón. Pretender que, además de todo eso, se conviertan en intérpretes solitarios de una reforma confusa es una forma adicional de maltrato institucional.
La autoridad debe entender que la educación no puede sostenerse sobre la precariedad permanente. Es urgente recuperar la rectoría de la implementación de la NEM, no con discursos, sino con hechos verificables, bajo un liderazgo colaborativo y un gobierno proveedor de bienestar auténtico. Ello implica, por principio de cuentas, instalar mesas de decisión con maestros y directores, diseñar calendarios de formación situada, producir guías técnicas útiles, garantizar acompañamiento pedagógico real y consistente, y asegurar la entrega puntual de materiales. Implica también proteger el tiempo y el propósito de los Consejos Técnicos Escolares, dejar de usarlos como espacios de trámite y devolverles su función pedagógica y brindarles los insumos necesarios para aprovecharlos al máximo.
El llamado es claro y no admite demora: Las maestras y maestros michoacanos han demostrado estar listos para enfrentar los retos, manifiestan experiencia, conocimiento, vocación y resiliencia en la consulta; pero necesitan apoyo real. La autoridad, tanto federal como estatal, debe estar a la altura de esa disposición. No podemos seguir tolerando que, en un estado donde tantos niños dependen de la escuela pública para tener una oportunidad de vida, se siga improvisando y simulando. Cada día que pasa sin atender las demandas del magisterio es un día en el que se vulnera el derecho a la educación de miles de niñas y niños. Un ciclo escolar en donde se vulneran día tras día las garantías educativas de las generaciones en formación jamás podrá calificarse como "completo".
La educación es el motor más poderoso de movilidad social. Decir que "el origen no sea destino" no puede quedar en una frase de campaña: debe traducirse en políticas claras, en inversión sostenida, en respeto al magisterio. Si fallamos en esto, condenamos a Michoacán a seguir atrapado en un círculo de pobreza, violencia y desesperanza. El derecho a aprender se vive desde las aulas y los profesionales encargados de generar ambientes propicios para el aprendizaje deben de contar con las mejores condiciones posibles para hacer realidad el Artículo Tercero Constitucional para cada persona.
El informe Voces desde el Aula es un espejo incómodo que nos muestra lo que ocurre cuando una reforma se construye desde arriba, sin escuchar al aula. Ese espejo debe interpelarnos. Sería inaceptable permitir que la NEM se convierta en una promesa más que nunca llegó a concretarse. No podemos dejar que las maestras y los maestros sigan siendo los trabajadores más afectados por las inconsistencias de la política educativa. Ellos son los verdaderos líderes de la escuela pública, los guardianes del derecho a la educación, los que todos los días abren la puerta de un aula y, con lo que tienen, siembran esperanza. Ignorar sus clamores sería una profunda torpeza política y un gravísimo yerro moral.
Hoy, más que nunca, necesitamos que las autoridades den un paso adelante: que escuchen, que dialoguen, que inviertan, que acompañen. Que estén a la altura de la dignidad con la cual los maestros ya están cumpliendo con su parte. Porque si ellos, pese a todo, siguen adelante, no hay justificación para que la autoridad siga fallando y volteando a otra parte. El estudio Voces desde el Aula sistematiza una realidad que no puede seguir siendo negada, ocultada ni invalidada.
Mucho más aún: los derechos a estar, a aprender y a participar de la niñez y la juventud michoacanas no admiten esperas, diluciones, manipulaciones ni tergiversaciones conceptuales: deben vivirse a lo largo de trayectorias educativas completas en el sistema educativo estatal. Y la responsabilidad de hacer realidad sus garantías individuales recaen en quienes hoy dirigen el sistema educativo estatal.
Si la inercia, la simulación y la falta de compromiso continúan, claro que, eventualmente, la historia los juzgará, pero antes de que se acumulen las décadas de política educativa fallida, hoy, aquí y ahora los están padeciendo cada día las niñas y los niños que merecen más, los maestros que ya dieron demasiado y la sociedad que está viendo sus actos, omisiones, intenciones y ambiciones en cada paso que dan. ¡Merecemos un gobierno educador!
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Doctor en ciencias del desarrollo regional y director fundador de Mexicanos Primero capítulo Michoacán, A.C