
MAY 212012 Se trata de José Luis Calderón Ávalos, de 31 años de edad, quien según las primeras investigaciones de los oficiales ministeriales, había escapado a la ciudad de México donde radica su familia, aparentemente para evadir la acción de la justicia, llevándose consigo a sus dos pequeños, de tres y seis años de edad. Este individuo está señalado como probable responsable de la muerte de su mujer Lucila Hernández Corona, de 27 años de edad, cuyo cadáver fue encontrado alrededor de las 9:45 horas de este lunes, en el domicilio donde ambos residían, el cual está ubicado en la localidad de Santa Ana del Arco, en este municipio. La fémina presentaba un impacto de proyectil de arma de fuego casi a la altura de la nuca, pero se conoció que para desviar las indagatorias el indiciado declaró que ésta se había suicidado. Sin embargo, luego de lo ocurrido el sospechoso aceptó que se dirigió a bordo de una moto de su propiedad solo para enterrar el arma homicida, una pistola calibre .25 milímetros, en un pequeño surco que escarbó a una orilla de la carretera Morelia-Salamanca, a la altura del kilómetro 9, debajo de un árbol de la especie Sauz, localizado frente a la empresa Proveedor de Materiales Peña, en esta demarcación. También, a través de la autopsia el médico legista determinó que materialmente el caso no pudo tratarse de un suicidio, ya que generalmente los cadáveres de personas que se dan un tiro en la cabeza presentan una huella, quemadura o tatuaje que les deja el impacto del arma hecho a corta distancia, pero el cuerpo de Hernández Corona no presentaba dicha característica y se presume que la lesión la recibió de un disparo hecho a poco más de un metro de distancia. Al indagar sobre el caso, los oficiales investigadores y el licenciado del Ministerio Público conocieron que Lucila frecuentemente era golpeada por su esposo, quien según trascendió regularmente estaba borracho, por lo cual una vez más discutieron y el rabioso sujeto terminó por matarla de un tiro en el cráneo luego de propinarle una paliza frente a sus niños. Tras cometer su atroz acción, el supuesto asesinó se llevó a sus hijos rumbo a la Ciudad de México, donde le confesó a su papá lo sucedido, quien no aceptó este hecho y le pidió que regresara a su lugar de residencia si no tenía nada que temer, pero el indiciado le dijo que solo retornaría para dejar a sus pequeños con una de sus hermanas. Lo anterior, ya era del conocimiento de la Policía Ministerial de Tarímbaro, cuyos elementos sabían que el hechor llegaría a la TAM en la capital michoacana y fue así que al salir de la central camionera lo interceptaron para ponerlo a disposición de la autoridad que lo reclamaba. Cabe mencionar, que en el momento de su detención, José Luis Calderón estaba completamente cubierto del rostro, por una bufanda roja, una gorra tipo estambre color beige, y la capucha de una sudadera blanca, con lo cual trataba de pasar desapercibido sin lograr su cometido gracias a la pericia de los ministeriales de este CPC. |