AGO 012013 Los factores sociales y económicos influyen en la desaparición o modificación de las prácticas relativas al patrimonio cultural inmaterial al interior de las comunidades, de ahí la necesidad de impulsar programas que les permitan preservar dichas prácticas y mantener su forma de subsistencia, expresó la arqueóloga Anna Goycoolea Artís, coordinadora del Programa Nacional del Patrimonio Cultural Inmaterial de la Dirección General de Culturas Populares, quien impartió el taller "Metodología para el diagnóstico, registro y catalogación del Patrimonio Cultural Inmaterial", a personal de la Secretaría de Cultura de Michoacán y de la Unidad Regional Michoacán de Culturas Populares en la entidad, instancia organizadora de la actividad. Representante de México en reuniones de comités intergubernamentales en convenciones de la UNESCO, Anna Goycoolea indicó que el concepto de patrimonio cultural es dinámico y con múltiples facetas, y ha sufrido modificaciones. Hasta el momento a pesar de ser un tema ampliamente tratado, no se ha logrado establecer una definición universal. Indicó también que la cultura se puede definir como la forma de vida, organización y expresión de una sociedad determinada. En una concepción más amplia se puede entender como todo lo hecho por el hombre, incluidos las prácticas, códigos, símbolos y reglas de comportamiento que forman la vida de cada grupo. De ahí que existan diferentes culturas. A manera de antecedente, Goycoolea Artís ofreció un recorrido histórico sobre la forma como se ha concebido al patrimonio cultural a través el tiempo y el valor que el ser humano le ha dado; disertación que abarcó periodos como la Grecia Clásica, Edad Media, el Renacimiento y el Romanticismo. En éste se marca un nuevo cambio en la manera de ver el patrimonio cultural. La ponente aseguró que en las civilizaciones antiguas no había relación entre los objetos y la historia aunque existía, de manera inconsciente, un sentimiento de identidad pues los objetos constituían el reflejo de su propia manera de ser. El Humanismo concibió el valor histórico y artístico del patrimonio como proyecto para recuperar y conservar a la sociedad. En la época del Romanticismo y la Revolución Industrial en el siglo XIX, se sientan las bases de lo que ahora llamamos monumentos; término que imprime una connotación científica. Los monumentos empiezan a ser considerados como testimonios del desarrollo y evolución de la humanidad. Son objetos concretos que dan muestra de los diferentes significados simbólicos, artísticos e ideológicos de un grupo o cultura, cuya conservación permite identificar su historia. El Romanticismo encuentra en la Arqueología la herramienta para recuperar el pasado y justificar una conciencia nacional. En el siglo XX se inicia un trabajo encaminado a reconocer, valorar y recuperar las expresiones del patrimonio cultural que se habían pasado por alto y abarcan manifestaciones materiales e inmateriales de una cultura. En las últimas décadas se ha efectuado una ampliación de la definición de patrimonio cultural. No han sido pocas las discusiones internacionales donde se manifiesta la necesidad de manejar el concepto de patrimonio adoptando una visión integral, que comprende no sólo los vestigios como herencia del pasado. Lo anterior permite reconocer, dentro del patrimonio cultural las lenguas, la tradición oral, las fiestas populares, las costumbres conocimientos tradicionales. Las categorías del patrimonio tangible han aumentado considerablemente y se pone atención a las actividades de las sociedades en su conjunto. Reunidos en la sala 2 del Centro Cultural Clavijero, los asistentes escucharon la ponencia de la también especialista y asesora en legislación internacional para la protección del patrimonio cultural material e inmaterial. Explicó que el patrimonio cultural se determina por tres aspectos: El reconocimiento del objeto dada su valía por su naturaleza de testimonio o documento significativo de la actividad humana; la reflexión crítica del pasado, es decir los elementos y épocas que han conformado la historia, y la asignación de un valor y un significado a dicho objeto que lo diferencian de otros, lo hace único e insustituible. Ante la existencia de los medios de comunicación donde se crea una cultura y se entiende y maneja un lenguaje, el reto actual se centra en mantener las culturas e identidades propias Al aterrizar en el tema del patrimonio cultural inmaterial, la actual directora del Desarrollo Regional y Municipal expresó que no existe un concepto establecido, sino acercamientos a una concepción muy amplia acercándose a una visión más antropológica. Se busca entender, a través del contexto cultural, lo inmaterial y su significación, para descifrar el papel que los símbolos han jugado en cada cultura, cómo se relaciona con otros y cómo se traducen en ciertas manifestaciones. La mirada antes enfocada a los objetos, se desplaza hacia los sujetos creadores de la cultura, para acuñar la noción de patrimonio cultural inmaterial, que ha sido objeto de estudio por parte de la Antropología. Dado que el patrimonio cultural inmaterial, entre ella las danzas, se encuentra vivo y en constante transformación, lo que se busca es salvaguardar su significado, esencia y contexto, para que no se pierda. Para poder realizar una clasificación dada su complejidad, el Programa Nacional de Patrimonio Cultural Inmaterial de nuestro país hace uso de los siguientes ámbitos: Representaciones teatrales, suertes acrobáticas, escenificaciones, juegos y deportes tradicionales, manifestaciones musicales y sonoras, cocina tradicional, formas de sociabilidad colectiva y usos y costumbres. En el trabajo de registro también se debe reconocer el carácter pluricultural y heterogéneo de la sociedad mexicana, la originalidad, innovación y creatividad de las comunidades, pues éstas decidirán lo que es motivo de registro al ser considerado patrimonio cultural inmaterial. También se debe partir de la igualdad y del respeto a toda cultura y expresión cultural, eliminado toda forma de discriminación. |