
DIC 032025 Ahí, en este mismo punto donde hasta anoche permanecía instalada la Catrina Monumental del Festival de Velas, murió a balazos el alcalde Carlos Manzo el pasado 1 de noviembre, cuando la ciudad se preparaba para la Noche de Muertos. Las vallas metálicas que durante semanas impidieron el acceso finalmente fueron retiradas durante la madrugada. Hasta hace apenas unas horas, las autoridades estatales y federales continuaban con diligencias en la zona. Hoy, sin embargo, el paso está libre, regresa la gente, regresan los boleros a su sitio habitual, regresan los vendedores de nieve y fruta. Uruapan intenta, poco a poco, acomodarse en una nueva normalidad. Junto con las vallas también fueron retiradas decenas de cartulinas, pancartas y veladoras que ciudadanos habían colocado para exigir justicia. La Catrina Monumental también fue desmontada, dejando atrás el escenario que marcó la última noche del alcalde. A unos metros, en el Templo de San Francisco, se celebró el pasado 1 de diciembre la misa por el primer mes luctuoso de Carlos Manso. Tras la ceremonia, su viuda, Grecia Quiroz, llegó a la plaza acompañada de un regidor que estuvo con el alcalde durante el atentado. Dejó veladoras y una ofrenda en el sitio exacto donde ocurrió la agresión, antes de retirarse en silencio. Aunque la mayor parte de los objetos fueron removidos por las autoridades, el kiosco se ha convertido nuevamente en un punto de expresión ciudadana. Allí se observan flores frescas y nuevas cartulinas con mensajes de indignación, despedida y reclamo. Uno de ellos reza: "No se llora solo su muerte, se llora un país que no supo valorarlo". Junto a estas expresiones, vecinos improvisaron un pequeño nicho de madera con cuatro fotografías del alcalde, una en la que aparece joven, sonriente, con sombrero; otra más reciente, tomada durante su campaña electoral. El ambiente ya no es tan tenso como en días anteriores, aunque la herida aún no cicatriza. A un mes del crimen, hay nueve personas vinculadas a proceso, pero el móvil no ha sido esclarecido. Persisten las incógnitas sobre quién ordenó el ataque y quiénes faltan aún por detener. Las autoridades aseguran que el caso sigue en curso, pero para la ciudadanía las respuestas siguen pendientes. Mientras tanto, la ciudad se acomoda como puede. El luto colectivo convive con los preparativos decembrinos, y el recuerdo de Carlos Manzo se mantiene presente en cada rincón del centro. Por el bien de Uruapan, dicen comerciantes, vecinos, trabajadores ambulantes, ojalá diciembre marque un respiro. La pérdida del alcalde es irreparable, pero la vida continúa, y el pueblo busca honrar su legado retomando, con cautela, su ritmo cotidiano. |